Has decidido encontrar empleo y encendiste tu ametralladora
curricular. Ingeniero agrónomo, bachero, guardaespaldas, no se inventó aún la
tarea que te haga decir: “No estoy
calificado”.
Por supuesto, creías que nadie iba a responder. Sin embargo hace diez
minutos sonó tu celular y ahora tienes una entrevista por delante. De pronto no
te sientes tan versátil.
La meeting se acerca, comienzas
a transpirar. Tus instintos son adecuados para una vida basada en chistes donde
se riman nombres y no mucho más. Por suerte ha llegado a tus manos esta guía.
Sigue sus simples consejos y todo irá de maravillas.
Ya estás en el sitio de la entrevista, el gerente que te invita a
pasar tiene aspecto sofisticado, su lapicera vale más que tus aportes
jubilatorios al día de la fecha.
No temas, veamos un posible diálogo de apertura y su correcta
ejecución. Llamaremos G al gerente y U a usted.
G: Gracias por venir. Veo que vive lejos, ¿tuvo problemas para
encontrar el lugar?
U: Para nada, suelo recorrer estas zonas, de hecho por tres años tuve
un empleo en esta misma manzana.
G: Oh... ya veo, muy bien.
Aquí el gerente ha tratado de vislumbrar las posibles dificultades que
tendría una persona, si debiera recorrer grandes distancias al trabajo.
No solo lo hemos tranquilizado acerca de este punto, también pudimos
deslizar la mención a un empleo donde permanecimos largo rato.
Veamos una ejecución errónea de la misma escena.
G: Gracias por venir. Veo que vive lejos, ¿tuvo problemas para
encontrar el lugar?
U: No, me quedé el martes en lo de un amigo que vive por acá.
G: Hoy es viernes.
U: ¿Posta?
Nunca conviene demostrar desorientación temporal, por más real y
severa que sea. El hecho de tener amigos que lo aceptan a uno a dormir después
de los treinta, tampoco vaticina nada bueno.
Observemos otro error posible.
G: ¿Gusta algo para tomar? ¿Tal vez un café?
U: El buen café es colombiano.
G: Entiendo...
U: Quiero decir, todo lo colombiano y bueno entra por la nariz
primero.
Aquí el desatino lo notamos en la parte final del intercambio. Usted,
en un afán cosmopolita, quiso dejar claro que es hombre de mundo. Pero la
mención a cosas que entran por la nariz tan temprano en la entrevista (y en la
mañana de un lunes) le ha jugado una mala pasada.
En general recomendamos una visible y clara línea de pensamiento. Las
florituras de su vasta formación cultural pueden llegar a dar una impresión
errónea de arrogancia.
G: Un buen currículum, como usted sabrá, no garantiza un triunfo en el
campo laboral.
U: Y un Charizard recién
evolucionado, como usted sabrá, no garantiza un triunfo en un torneo profesional.
No al menos contra un mazo de agua.
G: Estaremos en contacto.
U: Guarda con la batería entonces.
G: Nos gustaría que abandone el edificio.
En este último caso, una solapada mención a sus conocimientos sobre
las mejores opciones a la hora de armar un mazo competitivo en un torneo de
cartas Pokemon, le ha jugado un revés inesperado. La remera de Juventud
Antoniana que eligió ponerse tampoco
ha inclinado la balanza en su favor.
¿Qué decir acerca del aspecto personal entonces? Sin dudas es tema
para tener en cuenta. Una imagen elegante aunque levemente informal es siempre
recomendable.
Usted ha elegido llevar guantes de arquero a la entrevista y tendrá
que rendir cuentas por esto. Su explicación: “Bueno, no espera que me escupa
las manos así sin nada, no?”, si bien articulada, es un tanto críptica y aún
denotando una sana preocupación por la asepsia, genera más preguntas que
respuestas.
Si elige zapatos recuerde llevar siempre dos.
A la hora de seleccionar sombrero desestime coronaciones tales como
hélices, falsas garras de velocirráptor, linternas, soportes para bebidas
enlatadas, publicidades de software en estado de desarrollo y afines.
Si se pregunta acerca de la puntualidad, déjeme asegurarle que no es
tema menor. Arribar tres horas más tarde y decir que ya habías llegado pero no
te vieron, es inaceptable. Evite también dar un aspecto de exagerada previsión.
Dormir en la puerta del edificio será un paso en falso.
No solo la puntualidad juega un papel determinante. El modo de
ingresar al despacho y saludar a nuestro interlocutor debe ser claramente
planificado. Un apretón de manos firme pero no agresivo mientras se mantiene
contacto visual; y recuerde: Espere a que la otra parte retire su mano, de otro
modo puede proyectar una negativa sensación de inseguridad.
Esconderse tras una puerta para asustar a su entrevistador suele ser
un mal comienzo. Echar sal rosada en marcos y ventanas, si bien tiene una
sólida base esotérica, lo hará ponerse a responder preguntas antes de lo
previsto.
Recuerde que la entrevista no acaba hasta que usted se retira. Aún
sabiendo que hemos conseguido el empleo debemos mantener una postura natural.
Gritar con un puño apretado hacia abajo “¡Vamos carajo!” le restará
profesionalismo.
Otro error común es precipitarse a hablar. Demuestre que sabe manejar
los silencios.
G: (silencio)
U: Le aviso, no es que usted me aburra pero por ahí cabeceo. Soy medio
narcoléptico.
Mal. Totalmente evitable también.
G: (silencio)
U: ¿Sabés que salió ayer a la noche en la nacional? Le jugué al setenta y ocho porque soñé con...
G: (silencio)
U: No importa.
Mal, y tampoco cae bien tutear. Hacer entender que parte de nuestra
economía depende de lo que soñamos ayer, no suma.
G: (silencio)
U: Hace calor... igual no digo que haga calor acá eh, en la calle...
G: (silencio)
U: Está para bermudas hoy. Yo usaba siempre cuando era Hardcore, mis
amigos también, en esos recitales había bocha de Skinhe...
G: (silencio)
U: No importa.
Sí importa, lo siento. Aprenda a mantenerse callado y prívese de
cualquier comentario que lo ate a grupos de reputación neo-nazi. Se verá
recompensado con sólo escuchar activamente.
Es sabido que muchas empresas gustan de realizar pequeños exámenes
grafológicos. Un pedido común es dibujarse a si mismo frente a una casa.
Manténgase dentro de lo conspicuo. Evite representarse con partes robóticas. Si
esto se le hace demasiado difícil, al menos intente que su personaje no se vea
envuelto en luchas sangrientas que decidirán el orden galáctico.
Respecto a la casa. Barrotes en las ventanas nunca transmiten un
mensaje positivo. Barrotes unidos por un cable a un grupo electrógeno, menos
aún.
Usted se siente inclinado a dibujar nubes, lo cual no tiene nada de
malo, pero ahora siente que una nube no es tal cosa sin lluvia. A continuación sitúa
en el cielo a un ser de túnica y barba que grita “¡Sentid la ira de las eras!”.
Ha notado el error. El robot se oxidará por culpa de la lluvia y corre peligro
de electrificarse con los barrotes. Su próximo paso es dibujar una celda de
protones que contenga el ataque de Galactus y un paraguas para la
representación futurista de su alter ego. Seguramente alguien de una
imaginación tan excitable ha transpirado dando vida a tamaña ilustración,
recuerde, cambiar de remera durante la entrevista no será bien visto.
Por último, a la hora de presentar referencias limítese a un par y que
sean de confianza. Veamos ejemplos a evitar.
“Enrique. Sabe que trabajé en Sevel. Tel: 6-3758-2740 (de su mujer).
Llamar viernes, sábado y domingo después de las siete”
“Nené Matos, creo que ya salió. Lo ayudé con documentos uruguayos.
Tel: 55-3165-9127 (No llamar desde teléfono propio). Contactar de noche y
preguntar por él luego de cinco minutos charlando trivialidades.”
Siguiendo estas simples directrices, debería abandonar la entrevista
luciendo un empleo nuevo. En el peor de los casos esta guía le permite abandonar
el edificio sin escolta.
Le deseamos suerte, el éxito es para la gente que toma agua
saborizada.